Te explicamos la Diferencia entre integridad y honradez: Una diferencia moral con ejemplos y definiciones. Conoce todos los datos para distinguirlos fácilmente.
¿Cuál es la Diferencia entre integridad y honradez: Una diferencia moral?
La honradez como base de la integridad
Existe una diferencia muy real entre la honestidad y la integridad en la forma de llevar la vida. A menudo se dice que la persona honesta no es necesariamente la persona con mucha integridad. ¿Cómo es posible? ¿Seguro que son la misma cosa? La respuesta es no, no pueden considerarse la misma cosa. Esto se debe a que la honestidad es uno de los valores que forman parte del valor mayor de la integridad. La mejor manera de demostrarlo es con un ejemplo: una persona encuentra una cartera en la carretera, la coge y se la lleva. Cuando un familiar le pregunta a quién pertenece la cartera, la persona afirma, para que no haya duda de su intención, que la ha encontrado y que pretende quedársela. La persona muestra honradez, pero ¿también integridad? No, ya que no hace ningún esfuerzo por devolver la cartera, que no le pertenece, a su dueño. En esencia, está robando aunque haya sido honesto.
En el ejemplo anterior, hemos visto que una persona puede ser honesta sin mostrar ningún otro rasgo que pueda considerarse que forma parte del concepto más amplio de integridad. Para ilustrar mejor la idea de que la integridad es polifacética, examinaremos los significados de honestidad e integridad que aparecen en los diccionarios, seguidos de una investigación sobre qué otros valores conforman el ideal de integridad.
Diccionario de significados
La honradez se define como:
“sustantivo, plural honestidades
1. la cualidad o el hecho de ser honesto; rectitud y justicia.
2. veracidad, sinceridad o franqueza.
3. ausencia de engaño o fraude.
4. Botánica. planta, Lunaria annua, de la familia de la mostaza, con racimos de flores púrpuras y vainas semitransparentes y satinadas.
5. Obsoleto. castidad”. (Dictionary.com 2017)
A partir de la definición anterior, la definición de honradez puede resumirse en no engañar ni faltar a la verdad. Ese es el núcleo de lo que es ser honesto. Por mucho que lo intentemos, esa definición básica no cambiará, ya que ser deshonesto será el significado polarmente opuesto. Hay muy poco espacio para significados diferentes. Puedes decir una mentira piadosa para proteger los sentimientos de alguien o mentir para servir a lo que crees que es un bien mayor, pero en el fondo no estás siendo honesto. Por lo tanto, el valor de la honestidad es bastante blanco y negro: o se es honesto o no se es.
Cuando examinamos la definición de integridad vemos que, naturalmente, abarca algo más que ser meramente honesto. La integridad se define como:
“sustantivo
1.adhesión a principios morales y éticos; solidez de carácter moral; honradez.
2. el estado de estar entero, completo o sin menoscabo:
para preservar la integridad del imperio.
3. condición sana, intacta o perfecta:
la integridad del casco de un barco”(Dictinary.com 2017)
Cuando miramos la primera acepción vemos la frase “…principios morales y éticos…” así como “…honradez…”, ahora nos topamos con un pequeño bache. ¿Qué son los principios éticos y morales? Una pregunta sin respuesta fácil con la que los filósofos llevan luchando eones. En pocas palabras, y esto es una simplificación excesiva, sin entrar más en el vasto tema de la teoría ética, una persona que muestra principios y no vacila en aplicar esos principios a su vida incluso cuando son inconvenientes o poco rentables (Thomas 2011). Esa persona aplica entonces un principio ético a su vida. Si ese principio fuera ayudar siempre a una persona necesitada y lo hiciera aunque fuera difícil y pudiera tener consecuencias negativas imprevistas esa persona aplica un principio con integridad. Obsérvese también la última definición de la cita anterior, que implica ser sólido o estar en perfectas condiciones. Esto ayuda aún más a nuestra propia comprensión de lo que significa ser alguien de integridad, que es alguien visto como sólido, confiable y consistente en la aplicación de los principios éticos (Thomas 2011).
Otros comentarios sobre la integridad
¿Podríamos entonces suscribir una lista de valores que, a largo plazo, se considerarían la definición definitiva de integridad? Aunque podríamos intentarlo, no tendríamos éxito. Esto se debe a que la vida humana es compleja y cambia casi continuamente, sobre todo si tenemos en cuenta los avances de la tecnología, que inevitablemente plantean dudas sobre si es ética o no. Digamos, por ejemplo, que creemos que la lealtad, la honradez y la humildad forman parte del gran ideal de la integridad. Podemos llamar leal a la esposa que permanece en un matrimonio abusivo e infeliz. Puede que sea honesta consigo misma en cuanto al motivo por el que permanece en el matrimonio, por razones económicas o quizá por los hijos. Muestra humildad en la forma en que se presenta al público. ¿Podría decirse que vive según la idea de integridad? ¿Y qué hay de otros valores, como defenderse de la tiranía de su marido? Se puede argumentar con éxito en ambos sentidos, dependiendo del concepto que cada uno tenga de lo que se considera ético. Se puede argumentar que ella vive con integridad al soportar estoicamente una circunstancia horrible por lo que se puede percibir como un bien mayor, ya sea por los hijos o por la santidad del concepto de matrimonio. O puede argumentar con éxito que no vive de acuerdo con principios éticos porque no tiene el valor suficiente para defenderse.
El ejemplo anterior ilustra la dificultad de definir la integridad en piedra, ya que la palabra significa cosas diferentes para cada persona. Sin embargo, eso no significa que no puedas aplicarte principios éticos para vivir con un sentido de integridad. Puede que tus decisiones no siempre sean populares o te beneficien de inmediato, lo que te planteará un dilema moral, pero puede que descubras que tiene sus recompensas. En el ámbito de cualquier debate sobre ética y moralidad, también es importante darse cuenta de que todos nos equivocamos y somos humanos. Todos vamos a fallar y a coquetear con la hipocresía en algún momento de nuestras vidas, por lo que basarse en principios que sitúan el comportamiento únicamente en el bien o en el mal sería un error. Si lo hacemos, metemos a la gente en el papel de pecadores sin darnos cuenta de nuestros propios fallos, o peor aún, dándonos cuenta de nuestros propios fallos y persiguiendo a aquellos que muestran los mismos fallos.